miércoles, 6 de noviembre de 2013
El por qué de las cosas
Hace más de tres años que dirijo el Grupo de Teatro Renacer, formado por internos de la Unidad Penitenciaria Nro. 5 de la ciudad de Mercedes.
Y desde que arranqué lo que (sin saberlo al principio) iba a convertirse en una experiencia absolutamente modificadora para mí, tanto en lo personal como en lo teatral, siempre quise armar un blog.
En un primer momento, sólo para que sea mi cuaderno de ruta, mi depositario de sensaciones, mi elemento catártico.
Pero nunca lo escribí.
Nunca lo escribí hasta hoy.
Y ahora ya no será ni mi cuaderno de ruta personal ni mi elemento catártico, sino UNA VENTANA.
Una ventana al trabajo de seres que quiero y que respeto.
Una ventana a sus maravillosas puestas en escena,
a su labor dedicada,
a su responsabilidad,
a su compromiso.
Desearía que su trabajo trascienda.
Porque se lo merecen.
Porque los estimula.
Y sobre todo, porque vuelven a sentirse parte de una sociedad que dice perdonar pero que sólo quiere seguir viéndolos entre rejas.
Y desde que arranqué lo que (sin saberlo al principio) iba a convertirse en una experiencia absolutamente modificadora para mí, tanto en lo personal como en lo teatral, siempre quise armar un blog.
En un primer momento, sólo para que sea mi cuaderno de ruta, mi depositario de sensaciones, mi elemento catártico.
Pero nunca lo escribí.
Nunca lo escribí hasta hoy.
Y ahora ya no será ni mi cuaderno de ruta personal ni mi elemento catártico, sino UNA VENTANA.
Una ventana al trabajo de seres que quiero y que respeto.
Una ventana a sus maravillosas puestas en escena,
a su labor dedicada,
a su responsabilidad,
a su compromiso.
Desearía que su trabajo trascienda.
Porque se lo merecen.
Porque los estimula.
Y sobre todo, porque vuelven a sentirse parte de una sociedad que dice perdonar pero que sólo quiere seguir viéndolos entre rejas.
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